30 oct 2008

Reflexiones a las tantas

Ultimamente me encuentro en un periodo bastante reflexivo (¡incluso leo libros de filosofía!, ¿qué pensará Mar de todo esto?). Me asaltan cuestiones sobre el curso que está tomando mi vida. Por eso me pongo a hacer cosas como escribir posts a la una y media de la madrugada cuando al día siguiente debería levantarme a las siete menos cuarto. Pero sobre eso hablaré otro día. Hasta entonces una pequeña reflexión sobre la monotonía y el no-pensamiento (conste que son ideas deshilvanadas y totalmente subjetivas, aunque resultado de una larguísima y profunda reflexión de casi cinco minutos). Las personas buscan. Algunas personas buscan la felicidad. El camino hacia la felicidad es, cuanto menos, complejo (por definirlo de alguna manera). Pero comenzar a andar sin GPS (por el amor de dios, ¿todavía hay alguien a estas alturas que use mapas de carretera?) no suele ser una buena idea. La monotonía produce infelicidad. La monotonía implica no plantearse las cosas, no sólo no intentar cambiarlas, sino aceptar la mayor parte de ellas tal y como vienen (y en concreto las rutinarias). El no plantearse todo esto y simplemente aceptarlo conduce, por tanto, a la infelicidad. Así, el primer paso es preguntarse qué narices estamos haciendo. Yo llevaba un tiempo sedado. Denme algo más de tiempo y habré terminado de desperezarme... ¡buenos días!, digo... buenas noches ;)

1 comentario:

Mar dijo...

me alegra aquello de la consolacion que da la filosofía. A mí a veces me la quita.

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