7 ago 2009

Carpathian Forest

Ningun viaje puede ser perfecto. Siempre tiene que ocurrir algo desagradable por muy bien que vayan las cosas. En este caso me ha tenido que tocar a mi a traves de un desagradable malestar estomacal que me ha tenido toda la noche postrado vomitando como una mala bestia. Afortunadamente tras veinticuatro horas sin comer, parece que la cosa esta medianamente bajo control y que manana retomaremos el viaje rumbo a Moldavia.

Sobre todas las (extraordinarias) cosas que nos han pasado hasta ahora hablare cuando llegue a casa dentro de unas semanas y reorganice mi diario de viaje en forma de libreta Moleskine (si, en las que pagas la marca pero hacen la misma funcion que una libreta del todo a cien). Como adelanto, decir que hasta ahora todo lo que podia haber ido mal ha ido bien, y todo lo que podia haber ido bien ha sido insuperable.

La pequena parada del dia de hoy en casa de Anca, la chica que nos acoge en Brasov (Transilvania) ha tenido parte de viaje en el tiempo. Si no fuera por la conexion a Internet, su casa (mas parecida a un viejo caseron que a otra cosa) podria pertenecer a cualquier epoca dentro de los ultimos sesenta anos. Eso, unido a la tormenta que nos ha acompanado en los ultimos dos dias, la quietud y el silencio de un barrio poco habitado y mal iluminado, especialmente de noche, ha servido para detener el tiempo bruscamente y frenar la alocada carrera de sucesos y personas que nos han acompanado en los ultimos dias sin darnos respiro alguno. Desde luego Vlad Tepes ya no habita en estas tierras que antano fueron escenario de guerra y espectadoras de macabras escenas de empalamiento por un principe sanguinario. Pero la sensacion de frio y nostalgia de aquella epoca parece que ha querido acompanarnos en este extrano dia. Tiempo de recogimiento y reflexion.

Proxima parada Chisinau y Orheuil Vechi.

Perdon por las faltas provocadas por un teclado rumano que carece de acentos y otros caracteres.