22 oct 2008

Engañar al sistema (y fracasar en el intento)

Tengo que aprender alemán. Como sea. Aunque con poco esfuerzo estaría bien. El caso es que se supone que en breve debería empezar a leer bibliografía en dicho idioma para mi tesis y, de momento, sólo me veo capaz de acceder a clásicos de la literatura universal como "Teo en la feria" o "Mi primera cuartilla". Además los cursos baratos no son. Sobre todo si ya no te puedes acreditar como estudiante porque a los de la Universidad no se les ha ocurrido otra cosa que darte el de profesor, aunque no pases de mísero becario. Las clases en el Instituto Goethe son geniales y se las recomiendo a todo el que quiera aprender alemán (y pueda permitírselo). Hice allí un curso cuando estaba en Madrid, para lo cual casí estuve apuntito de vender mi alma (y no sólo eso) en Montera y adyacentes. Aquí los cursos son incluso más caros así que ni tan siquiera me lo planteé. El caso es que en la Volkhochschule (universidad popular) ofertaban cursos intensivos para inmigrante. Lo primero que pensé fue "qué lástima, sólo para inmigrantes". Fue entonces advertí que nadie a mi alrededor hablaba español y... ¡que yo también era un inmigrante!

- Hola señorita, me gustaría hacer un curso de alemán intensivo.
- Oh, gut. ¿Y cuánto tiempo va a quedarse en nuestro país?
- Pues... unos seis meses.
- Na ja! Una lástima señor, no le podemos ofrecer los cursos de integración porque son para gente que de verdad quiere integrarse en nuestra sociedad. Y usted, por desgracia, está aquí únicamente de paso.
- (cara de palo).
- (sonrisa impostada).
- Bueno, pues nada, hábleme usted de los otros cursos.

Tras unas cuantas explicaciones rellené unas cuantas solicitudes y decidí que merecía la pena intentarlo, sobre todo por el precio (¡el intensivo de quince horas semanales costaba 50 € al mes!). Pero entonces se me ocurrió una idea. Y volví al lunes siguiente.

- Hola dulce dama, verá usted, es que mi situación ha cambiado "dramáticamente" este fin de semana. Tenemos un proyecto europeo... y blablablabla... el caso es que me quedo al menos dos años. Se lo juro. De verdad de la buena. ¿Tendría usted la bondad de creérselo y admitirme en el "Integrationkurs"?

Y va la mujer y me dice que sí. Ni en mis mejores predicciones, vaya. Pero no podía ser todo tan fácil. Fue ahí cuando empezaró una situación parecida a la de las doce pruebas de Asterix. El caso es que me vinieron a decir que para poder ir al curso tenía que tener un papel que se llamaba "Freizügigkeitsbescheinigung" (sí, sí, más de veinte letras, yo tampoco daba crédito). Y que lo que decía ese papel, básicamente, era que tenía derecho a circular libremente por Alemania. Esta gente no se ha debido enterar que, desde hace bastante (Acuerdos de Schengen de por medio) los ciudadanos de la Unión Europea NO necesitamos ningún permiso para eso puesto que, según el TCE (Tratado de las Comunidades Europeas, para los amigos) existe una cosa llamada "libre circulación de personas". Cómo es difícil explicarles eso a los funcionarios (y más aún que se enteren), sobre todo cuando les estás mintiendo, accedí a darme una vuelta por el Berziksamt de cerca de mi casa para conseguir el dichoso papel. Nada más llegar miro. Uhmmm, hay tickets, a ver... el 94... ¿y por cuál van?... 29, estupendo. Después de estar tres horas y media. Repito: tres horas y media, y haber rellenado una "solicitud blanca", haberme hecho fotos de carnet para cegatos (que es lo que aquí se estila para los documentos oficiales, una mezcla entre el A3 y el A2, así a ojo), me tocó el turno. -Hola, buenos días señorita, vengo a por el Freizügigkeitsbescheinigung. -Ahhh, muy bien, a ver, ¿tiene todo?- Pues creo que sí... pasaporte, solicitud blanca, fotos de carnet, documento de admisión en el Max Planck Institute, documentación acreditativa de la beca FPU del Ministerio...- Estupendo, pues mire, ya sólo le falta el "Meldeantrag" (no sé si se escribe exactamente así), que viene a ser un certificado de domicilio estable- Ahhhh, muy bien, ¿y cómo lo consigo?. Pues verá, se va al final de esta misma calle, hace una cola de aproximadamente hora y media, le darán un papel, se lo da al dueño del piso para que lo firme (matiz: mi arrendador está en Tailandia hasta marzo, mínimo) y, ya si eso, vuelve cuando lo tenga.

A día de hoy me está dando clases de alemán una chica de mi edad en una academia cerca de donde trabajo.

1 comentario:

Rodolfo dijo...

Paga los 50 euros por el intensivo no seas tacaño webón. Si estás en Berlin te recomiendo la Hartnackschule.

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