18 ene 2009

Un viaje en el tiempo (I)

Llevo un par de semanas visitando museos de historia alemana, a ver si así, de una vez por todas, consigo terminar de entender a esta gente. En un par de semanas me he dejado caer tanto por Bonn (ex-capital de la República Federal Alemana), como en Leipzig (una de las ciudades más importantes de la RDA). Entre y una y otra se reparten la Casa de la Historia de Alemania (Haus der Geschichte), cada una mostrando una visión específica de lo que sucedía a ambos lados del telón.

Lo primero que pude apreciar en Bonn es que esta gente, pese a haber cometido mayores atrocidades que nosotros durante la guerra civil española (si es que la barbarie se puede cuantificar, cosa que dudo), ha sabido cauterizar heridas y seguir hacia delante. Mientras nosotros seguimos tirándonos los difuntos a la cabeza, ellos se abren las camisas, lo ponen todo sobre la mesa y organizan exposiciones como la que allí pude ver: ¿Mostrar la bandera? Los alemanes y sus símbolos nacionales. Y no esconden nada. Porque estoy seguro de que para un alemán, como tampoco lo es para alguien de fuera, no es nada grato encontrarse, nada más entrar, con una proyección de los discursos de Hitler frente a cientos de miles de personas, a todo volumen. Como tampoco lo será, digo yo, ver salas negras repletas de cruces de hierro, esvásticas y águilas de piedra de tres metros, decorando las paredes. No acierto a pensar lo que sucedería, si PP, PSOE y demás élite intelectual de nuestro país, aprobaran la constitución de una Fundación de Historia Española y ésta se dedicara a explicar los orígenes de la rojigualda comenzando por un discurso de Franco a las masas en dolby sourround con yugos y flechas animando el panorama. Y es que tengo la sensación de que esta gente nos puede dar un baño de madurez, en muchos aspectos, siendo ésta tan sólo una de las muestras.

Con gran profundidad histórica y lujo de detalles (en alemán la mayoría, porque se trataba fundamentalmente de una exposición de alemanes para alemanes) explicaban cómo el Nacionalsocialismo tomó los antiguos símbolos y colores nacionales y los hizo suyos, pasando a tener así un nuevo significado político (como en casi todas las dictaduras). En fin, toda una lección (de historia).

En nuestra próxima entrega "Una visita a los cuarteles generales de la Stasi, los servicios de inteligencia de la RDA".

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